La mañana está azul y el sol invade el pequeño cementerio de Macugnaga, bajo la impresionante cara sur del Monte Rosa, mientras paseo entre lápidas y tumbas.
Quijarro es “the absolut the end”, como dirían algunos británicos, para señalar irónicamente, “el final de todo”. Una ciudad a la deriva en la frontera de Bolivia con Brasil, un lugar remoto, lejos de cualquier sitio, un lugar para no caerse ni muerto (anoto en mi diario).
Abrir los ojos a la nueva mañana, salir de tu habitación a la luz de los trópicos, al olor a plantas dulzonas y a café recién hecho es una buena forma de entrar en ambiente. Hemos quedado con el señor Jairo, uno de los primeros guías de Ciudad Perdida.
Otro año más os invitamos a participar en nuestro concurso fotográfico Alventus&AñosLuz, que ya va por su novena edición. Podéis aprovechar los viajes veraniegos para fotografiar paisajes, gentes, situaciones, experiencias, momentos divertidos... Esperamos vuestras instantáneas.
Hace varios meses publiqué por este medio la primera parte de mi Cuaderno de México, aquí va la segunda.