Me encontraba a gusto esta mañana, el aguacero de anoche había asentado el polvo reinante de la tarde anterior, cuando estuvimos visitando los templos milenarios de Lalibela, entre moscas y calor.
"¡Piiiiiiiiii, piiiii!i", el silbato del tren, que nos alerta del comienzo de la marcha, me transporta de repente a otra época, al igual que los olores que resume la vieja estación de Viseu de Sus, olores a carbonilla, a humazos, a traviesas embadurnadas de brea, olores a muebles viejos, a humedades relictas…
Quijarro es la “no man land”, “the absolut the end”, como dirían algunos británicos, para señalar irónicamente, “el final de todo”.
Gondar, ciudad medieval a los pies de las montañas Simien, en Etiopìa, fue una de las sedes de la "aventura colonial" italiana.
Creo que a estas alturas puedo sentirme orgulloso de algunas de las cosas que he hecho en esta vida.